En tiempos donde la discusión sobre el género está en boca de muchos, en esta entrada de nuestro blog buscaremos explicar algunos puntos que nos parecen fundamentales: ¿cuáles son las diferencias entre el sexo, la identidad de género, la expresión de género y la orientación sexual de una persona?
Identidad de género y orientación sexual
En primer lugar, el sexo es la combinación de características físicas con las que los médicos categorizan a los recién nacidos: las categorías actualmente usadas son las de varón, mujer o intersex.
La identidad de género, en cambio, es la vivencia interna y personal de cada uno con respecto a ese género: puede corresponder (cisgénero) o no (transgénero) con el sexo asignado al nacer. Además, esta identidad puede ser variable a lo largo de la vida, y no es necesario que esté alineada a las categorías binarias habituales de varón y mujer.
Siguiendo con nuestro análisis tenemos también la expresión de nuestro género: esta es la forma de manifestarlo a través de acciones, formas de vestir, peinados y demás. Tiene un componente mucho más cultural y es habitual que se modifique con el paso del tiempo.
Por último está la orientación sexual, algo totalmente diferente al género: hace referencia acerca de por quiénes nos sentimos atraídos física, romántica y sexualmente (o incuso de otras formas).
Hay aspectos, entonces, que dependen mucho de nuestra autopercepción y de un autodescubrimiento por parte de cada uno. En nuestras terapias buscamos validar, celebrar y apoyar esa identidad de género, esa expresión o esa orientación sexual autopercibida: ese proceso de descubrimiento debe consolidarse para poder llevarse con orgullo en la vida cotidiana. Pero… ¿qué pasa cuando nos cuesta manifestar alguno de estos componentes?
La vergüenza al no aceptarnos
La vergüenza funciona como una forma de represión ante nuestras emociones, y puede ser un problema si se da habitualmente sin permitirnos expresar estas emociones con normalidad. Es, en última instancia, el miedo de que los demás sepan cómo nos sentimos. Esta vergüenza muchas veces se reproduce dentro de las relaciones parentales: los padres o madres pueden intentar reprimir las emociones de los niños.
En el caso de asuntos vinculados a nuestra identidad de género u orientación sexual, el mandato externo suele estar muy presente a la hora de poder expresarnos y no sentir vergüenza de nuestras emociones en este campo. No poder manifestarnos con orgullo hacia el exterior puede traernos consecuencias graves en nuestra vida cotidiana ante tanta represión, ya sea desde el afuera o incluso por nosotros mismos.
La homofobia internalizada
Como vimos en el inicio de esta entrada del blog, nuestra identidad de género depende mucho de un proceso interno de descubrimiento. Dentro de este trabajo, podemos encontrar trabas relacionadas con la Homofobia Internalizada. Este fenómeno se trata del rechazo hacia cualquier aspecto propio de la diversidad: es generada por nosotros mismos y, en casos extremos, puede generar fuertes daños en nuestra autoestima.
La homofobia internalizada se expresa hacia afuera con discriminación y maltratos, mientras que internamente se relaciona mucho con la culpa o la vergüenza: es la represión de nuestras emociones en el ámbito sexual.
Con terapia, este paso será más fácil de superar en el camino a gozar plenamente de nuestra identidad de género u orientación sexual. Vivir con orgullo nos llevará a una calidad de vida muy superior.