La creatividad y la psicología

La creatividad es un tema fascinante que ha sido objeto de estudio para psicólogos y neurocientíficos. Aunque no hay una única respuesta a la pregunta de dónde proviene la creatividad, se sabe que es una combinación de factores psicológicos y biológicos. Por un lado, la personalidad, las experiencias de vida y la motivación son factores psicológicos que influyen en la creatividad. Por otro lado, la neurociencia ha demostrado que ciertas áreas del cerebro, como la corteza prefrontal y el lóbulo temporal, juegan un papel clave en la creatividad.

La buena noticia es que la creatividad no es una habilidad innata que solo algunas personas tienen, sino que puede ser desarrollada y mejorada. Los psicólogos sugieren que para aumentar la creatividad, es importante salir de nuestra zona de confort y estar abiertos a nuevas experiencias. Esto significa exponernos a diferentes perspectivas y formas de pensar, lo que nos ayudará a generar nuevas ideas y soluciones creativas.

La creatividad también se beneficia de la práctica. Los psicólogos han descubierto que las personas más creativas son aquellas que practican su creatividad regularmente y no tienen miedo de cometer errores. Esto les permite experimentar y probar nuevas ideas sin temor a fracasar, lo que finalmente lleva a una mayor creatividad y éxito.

Otro aspecto importante de la creatividad es la capacidad de conectarse con otras personas. Los neurocientíficos han encontrado que la creatividad es más fuerte cuando trabajamos en equipo y colaboramos con otros. Esto se debe en parte al hecho de que cuando nos relacionamos con otras personas, nos exponemos a diferentes perspectivas y formas de pensar, lo que puede ayudarnos a generar nuevas ideas.

En conclusión, la creatividad es una habilidad valiosa que puede ser desarrollada y mejorada. Al comprender los factores psicológicos y biológicos que influyen en la creatividad, podemos tomar medidas para aumentar nuestra propia creatividad y generar nuevas ideas y soluciones innovadoras.

El estrés, causas y consecuencias

El estrés es una reacción normal ante las presiones cotidianas, pero puede convertirse en algo poco saludable cuando afecta su funcionamiento diario. Cuando una persona experimenta estrés, los cambios afectan prácticamente todos los sistemas del cuerpo, lo que influye en su forma de sentir y comportarse.

Las consecuencias del estrés

El estrés puede contribuir directamente a trastornos psicológicos y fisiológicos, afectando la salud mental y física, y reduciendo la calidad de vida. Cuando el estrés se prolonga, puede manifestarse como problemas de ansiedad, depresión, trastornos alimentarios, adicciones, problemas del sueño y enfermedades cardiovasculares. Además, el estrés también puede afectar la memoria, la concentración y la capacidad de tomar decisiones.

Es importante destacar que el estrés no siempre es negativo. En pequeñas dosis, el estrés puede ser beneficioso y motivador, proporcionando una sensación de alerta y energía para cumplir con las tareas diarias. Sin embargo, cuando el estrés se convierte en algo crónico y abrumador, puede tener efectos negativos en la salud mental y física.

¿Cómo manejarlo?

Por esta razón, es importante tomar medidas para reducir y manejar el estrés. Algunas técnicas útiles pueden incluir la meditación, la respiración profunda, el ejercicio regular, el cuidado personal y la terapia. Al identificar las fuentes de estrés en la vida de uno y encontrar formas de hacer frente a ellas, se pueden reducir los efectos negativos del estrés y mejorar la calidad de vida.

En resumen, el estrés es una respuesta normal a las presiones cotidianas, pero puede volverse perjudicial si afecta nuestra vida diaria. El estrés puede afectar la salud mental y física, reduciendo la calidad de vida. Es importante identificar las fuentes de estrés y buscar formas de manejarlo para evitar efectos negativos en nuestra salud. Desde Mind Body Collective podemos ayudarte a lograrlo.

La psicología y el espacio laboral

El bienestar y la salud de los empleados son fundamentales para el rendimiento de una empresa. En este sentido, la psicología puede proporcionar herramientas útiles para mejorar el ambiente laboral y promover la eficiencia organizacional, desde el apoyo al bienestar de los empleados hasta el aumento de la motivación y la satisfacción laboral.

Espacios laborales sanos

No existe una única fórmula para crear un lugar de trabajo saludable, sin embargo, existen prácticas generales que pueden contribuir a este objetivo, tales como la participación de los empleados, la promoción de oportunidades de crecimiento y desarrollo, la implementación de iniciativas de salud y seguridad, la promoción del equilibrio entre el trabajo y la vida personal, el reconocimiento de los empleados, y la comunicación efectiva entre los miembros de la organización.

Es importante tener en cuenta que cada empresa y equipo tienen necesidades específicas, por lo que es fundamental adaptar estas prácticas a las características y necesidades particulares de cada organización.

En este sentido, Mind Body Collective puede brindar soluciones personalizadas para mejorar el bienestar de los empleados y optimizar la eficiencia organizacional, tanto a nivel gerencial como en otros niveles de la organización. Envía tu consulta y trabajaremos en mejorar tu espacio laboral.

Disidencias, vergüenza y homofobia internalizada

Disidencias, vergüenza y homofobia internalizada

Disidencias, vergüenza y homofobia internalizada

 

En tiempos donde la discusión sobre el género está en boca de muchos, en esta entrada de nuestro blog buscaremos explicar algunos puntos que nos parecen fundamentales: ¿cuáles son las diferencias entre el sexo, la identidad de género, la expresión de género y la orientación sexual de una persona?

Identidad de género y orientación sexual

En primer lugar, el sexo es la combinación de características físicas con las que los médicos categorizan a los recién nacidos: las categorías actualmente usadas son las de varón, mujer o intersex.

La identidad de género, en cambio, es la vivencia interna y personal de cada uno con respecto a ese género: puede corresponder (cisgénero) o no (transgénero) con el sexo asignado al nacer. Además, esta identidad puede ser variable a lo largo de la vida, y no es necesario que esté alineada a las categorías binarias habituales de varón y mujer.

Siguiendo con nuestro análisis tenemos también la expresión de nuestro género: esta es la forma de manifestarlo a través de acciones, formas de vestir, peinados y demás. Tiene un componente mucho más cultural y es habitual que se modifique con el paso del tiempo.

Por último está la orientación sexual, algo totalmente diferente al género: hace referencia acerca de por quiénes nos sentimos atraídos física, romántica y sexualmente (o incuso de otras formas).

Hay aspectos, entonces, que dependen mucho de nuestra autopercepción y de un autodescubrimiento por parte de cada uno. En nuestras terapias buscamos validar, celebrar y apoyar esa identidad de género, esa expresión o esa orientación sexual autopercibida: ese proceso de descubrimiento debe consolidarse para poder llevarse con orgullo en la vida cotidiana. Pero… ¿qué pasa cuando nos cuesta manifestar alguno de estos componentes?

La vergüenza al no aceptarnos

La vergüenza funciona como una forma de represión ante nuestras emociones, y puede ser un problema si se da habitualmente sin permitirnos expresar estas emociones con normalidad. Es, en última instancia, el miedo de que los demás sepan cómo nos sentimos. Esta vergüenza muchas veces se reproduce dentro de las relaciones parentales: los padres o madres pueden intentar reprimir las emociones de los niños.

En el caso de asuntos vinculados a nuestra identidad de género u orientación sexual, el mandato externo suele estar muy presente a la hora de poder expresarnos y no sentir vergüenza de nuestras emociones en este campo. No poder manifestarnos con orgullo hacia el exterior puede traernos consecuencias graves en nuestra vida cotidiana ante tanta represión, ya sea desde el afuera o incluso por nosotros mismos.

La homofobia internalizada

Como vimos en el inicio de esta entrada del blog, nuestra identidad de género depende mucho de un proceso interno de descubrimiento. Dentro de este trabajo, podemos encontrar trabas relacionadas con la Homofobia Internalizada. Este fenómeno se trata del rechazo hacia cualquier aspecto propio de la diversidad: es generada por nosotros mismos y, en casos extremos, puede generar fuertes daños en nuestra autoestima.

La homofobia internalizada se expresa hacia afuera con discriminación y maltratos, mientras que internamente se relaciona mucho con la culpa o la vergüenza: es la represión de nuestras emociones en el ámbito sexual.

Con terapia, este paso será más fácil de superar en el camino a gozar plenamente de nuestra identidad de género u orientación sexual. Vivir con orgullo nos llevará a una calidad de vida muy superior.

Cómo saber si necesito terapia

Acudir a un psicólogo o psicóloga es una clara muestra de preocupación (en mayor o menor medida) por tu salud mental. Claro que la decisión de empezar terapia depende de múltiples factores de acuerdo a la experiencia de cada persona, pero hay algunos puntos que se pueden tener en cuenta a nivel general y así responder a la incógnita planteada en el título: ¿cómo saber si necesito terapia?

Los problemas que pueden abrir los ojos del (futuro) paciente son muchos y muy variados. En ese sentido, los más comunes suelen ser la regulación emocional, el autoestima o las relaciones interpersonales.

La pérdida del control de las emociones (desregulación) es uno de los focos de consulta más presentes, porque saltan a la vista de inmediato. Sucede cuando estás muy irritable, distraído o deprimido, por ejemplo. A partir de allí hay una “alarma” que se enciende. Y esa alarma puede ser apagada acudiendo a terapia.

Pero estos cambios de humor y el aumento de una agresividad difícil de explicar no son los únicos parámetros que deberías tener en cuenta a la hora de resolver si es momento de visitar a un profesional de la salud mental. Porque más allá de la falta estabilidad emocional que se puede haber detectado, hay otras señales de que algo no está en su cauce ideal.

¿Cómo te ves a vos mismo? Si no estás conforme con tu propio concepto o no lográs aceptar tus comportamientos y pensamientos, entonces tu confianza y tu estado de ánimo irán en descenso. Porque esa “evaluación” interna que hacés, repercutirá negativamente en tu autoestima y allí, justamente, está otro de los puntos a tener en cuenta: no le des lugar a un mal concepto propio. 

Y así como nacen los problemas con uno mismo, pueden haber también cortocircuitos con tus afectos más cercanos (pareja, padres, hermanos, etc.) y esos son vínculos que deben mantenerse saludables. Primero que nada porque te ayudará a estar bien a vos mismo, pero también porque las consecuencias de unas relaciones interpersonales problemáticas pueden ser bastantes. Y para no llegar a ese punto, una consulta a tiempo con un terapeuta será de mucha ayuda. Hay muchas formas de darse cuenta si un vínculo se está tornando peligroso, los más comunes suelen ser la manipulación o los maltratos, verbales e incluso físicos (en casos más extremos). 

Por suerte ese viejo y equivocado mito de que la terapia es “para los locos” ha quedado prácticamente desterrado de la sociedad. Con el tiempo, el papel de los psicólogos y psicólogas ha pasado a ser cada vez más importante y más valorado (en pandemia más que nunca), porque las personas han tomado conocimiento de que sus problemas y sus padecimientos pueden ser tratados de manera profesional –incluso desde diferentes ramas- y ver grandes progresos en pos de su bienestar. 

Por eso, si estás buscando la respuesta acerca de cómo saber si necesitás terapia, te recomendamos que tengas en cuenta los puntos que hemos detallado en este texto. Y no olvides que si hay algo de tu personalidad, tu historia o tu realidad que no te conforma o directamente no te gusta, ese también es un buen punto de partida para comenzar a autoanalizarte.