Ansiedad: ¿cómo reconocerla?
La ansiedad es uno de los motivos de consulta más frecuentes en quienes buscan servicios de psicoterapia. La ansiedad es, en un principio, un mecanismo adaptativo que nos llama a la acción. Entonces, intrínsecamente no es algo ¨negativo¨. Sin embargo, estado prolongados de ansiedad o no saber cómo abordarla puede resultar en una situación compleja que afecta nuestra calidad de vida.
Cuando estamos ansiosos, en realidad, lo que ocurre es que nuestro sistema nervioso entra en modo de supervivencia: suele ser el resultado de nuestra mente tras haber quedado atascada en modo de lucha o de huida ante alguna situación particular que aún no hemos logrado resolver. Esta situación, que excedió nuestra capacidad de afrontamiento, nos ha superado y no nos permite estar presentes y ser efectivos o conectarnos con la calma y el disfrute.
Los síntomas físicos
Cuando nos sentimos ansiosos, una alarma se prende en nuestro interior. Nuestro sistema nervioso nos da señales en el cuerpo que nos ponen en estado de alerta por algún suceso que disparó esta emoción en nosotros. En muchas ocasiones, esta alarma suele provenir de algún suceso futuro que tememos o de alguna cadena de pensamientos relacionados con el miedo que de repente empieza a proliferar en muestra mente, incrementando este sistema de alerta. Esto es una respuesta natural evolutiva frente a un peligro. No es tu culpa sentir ansiedad!
El sistema nervioso simpático (el cual controla, entre otros órganos, el corazón) presenta una activación alta, fuera de su estado de base. Es por eso que a veces podemos sentir palpitaciones, dolores en el pecho y dificultades para respirar, que suelen ser los síntomas físicos más habituales de la ansiedad. Cuando estos se vuelven recurrentes o muy intensos, pueden afectar severamente nuestras rutinas y calidad de vida.
¿Qué hacer con mi ansiedad?
La ansiedad es, entonces, un mecanismo que nos prepara para afrontar situaciones que percibimos como amenazas o peligros, aunque generalmente sean pensamientos que nos generan miedo. Investigar las señales de la ansiedad en nuestro cuerpo, escucharla y hacerle lugar antes de luchar contra ella o querer resistirla, es un excelente primer paso para navegar la ola emocional más habilidosamente. Recordemos que TODAS las emociones nos proporcionan información importante y tienen una función. Al acercarnos a este momento difícil con curiosidad y una mirada compasiva y amable para con nosotros mismos, podremos elegir con mayor sabiduría cómo queremos responder ante una situación en lugar de reaccionar en piloto automático. Darnos la oportunidad de explorar nuestra ansiedad es una de las vías para comenzar a conocernos mejor y transformarnos
Existen ejercicios de respiración que nos ayudan a modular nuestro sistema nervioso simpático y surfear la ola emocional con mayor calma: podemos probar con inhalaciones más cortas, de cuatro segundos, y exhalaciones más largas, de siete; hasta ir encontrando un ritmo de respiración más tranquilo. También podemos ayudarnos con frases que nos hagan sentir seguros y repetir estas frases en nuestra mente para anclar la atención y prevenir que nuestra mente siga proliferando en pensamientos que generen miedo. Una vez nos sintamos más regulados, podemos expresar verbalmente lo que sentimos e investigar las causas de la ansiedad para poder trabajarla en mayor profundidad.