La regulación emocional y la ventana de tolerancia​

Las emociones no siempre son fáciles de manejar. A veces la ira se nos va de las manos, la angustia nos genera crisis de llantos y demás. De eso se trata la desregulación emocional: cuando el control sobre las emociones es muy pequeño, generando reacciones impulsivas.

¿Por qué se genera esta desregulación emocional? Si bien los factores pueden ser variados, muchas veces las causas de estos comportamientos vienen de la infancia: un niño que crece en un ambiente donde sus emociones no son toleradas seguramente aprenderá a desconectarse de ellas y no sabrá cómo manejarlas en un futuro.

Para interpretar mejor estas situaciones, les contaremos del concepto de Ventana de Tolerancia.

Nuestra ventana de tolerancia

Este concepto define el rango emocional que somos capaces de soportar, aquel nivel de emociones donde nos sentimos seguros y cómodos.

¿Alguna vez has sentido que algo te estaba afectando más de la cuenta? ¿O has percibido que algo debería emocionarte más y, sin embargo, no lo hace? Acerca de ese rango vamos a estar hablando: es importante trabajar para estar en ese rango donde nos sentimos cómodos y seguros con nuestras emociones.

Al sentir demasiado, podemos sentirnos abrumados y sobrepasados, demasiado estresados y hasta con ritmos cardíacos y respiratorios acelerados. Si nos ubicamos en sentir poco, estaremos distanciados, bloqueados, con una sensación de congelamiento. ¿Cuál es la medida justa? Allí donde estamos en calma y conectados con nuestras emociones, abiertos a la comunicación.

¿Cómo reconocer esa ventana?

Decimos entonces que buscamos reconocer el rango de las emociones donde nos sentimos cómodos. ¿Cómo logramos identificarlo? Conociéndonos más a nosotros mismos. Identificando nuestras emociones y entendiendo lo que pasa por nuestor cuerpo, podremos comprender mejor cuándo estamos sintiendo demasiado (o a la inversa).

La terapia puede ser un viaje interno fundamental para este proceso de auto conocimiento de nuestras emociones.

Síntomas y estigmas: ¿quién necesita psiquiatría?

Síntomas y estigmas: ¿quién necesita psiquiatría? 

La psiquiatría es una rama de la medicina se centra en el diagnóstico, tratamiento y prevención de trastornos mentales, emocionales y conductuales, que pueden estar afectando tu vida cotidiana, sea en el plano laboral o social. El punto de partida es la identificación del síntoma que padece la persona y saber si es repentino o de largo plazo. Las más usuales suelen aparecer bruscamente: ataques de pánico, crisis de angustia, insomnio y alucinaciones, entre otros.

Estos trastornos no deben pasarse por alto, ya que pueden estar generando un impacto negativo en tu vida que se debe resolver antes de que siga empeorando. Si notas que alguno de estos síntomas o problemáticas forman parte de tus días, no dudes en realizar una consulta con un profesional: la psiquiatría puede ayudarte para volver a tomar el control de tu vida.

Los estigmas de la psiquiatría

Si bien la psiquiatría es una de las prácticas más extendidas en el mundo, pesa sin embargo una fuerte estigmatización sobre los pacientes psiquiátricos.

Desde Mind Body Collective incentivamos a dejar de ver con malos ojos la psiquiatría y sus tratamientos. Por el contrario, el trabajo desde la psiquiatría puede ser la clave para devolverle la calidad de vida a alguien afectado por problemas bruscos como los ataques de pánico o las crisis de angustia.

Incluso los psicofármacos, comunmente vistos de reojo, no distan mucho de algún otro recetado para otro tipo de enfermedad…

Los psicofármacos pueden ser muy útiles durante un tratamiento psiquiátrico para lograr combatir aquellos trastornos que afectan la calidad de vida del paciente. La clave está en el seguimiento: con el apoyo y la asistencia de un profesional, se puede tener la revisión adecuada para evaluar si mantener el tratamiento recetado. Muchas veces, incluso, la medicación ni siquiera es necesaria: una entrevista con el psiquiatra puede conducir a otras alternativas.

Un enfoque social y cultural

Desde el equipo de Mind Body Collective procuramos mantener la identidad biopsicosocial de la especialidad tratando de trascender los límites usuales de la medicina e involucrar perspectivas psicológicas, sociales, culturales, e históricas de cada paciente. 

Para nosotros es fundamental conocer al paciente desde la primera sesión, para conocer sus objetivos y poder trabajar sobre ellos en equipo.

 
Ansiedad: ¿cómo tratarla?

Ansiedad: ¿cómo reconocerla?

Ansiedad: ¿cómo reconocerla?

La ansiedad es uno de los motivos de consulta más frecuentes en quienes buscan servicios de psicoterapia. La ansiedad es, en un principio, un mecanismo adaptativo que nos llama a la acción. Entonces, intrínsecamente no es algo ¨negativo¨. Sin embargo, estado prolongados de ansiedad o no saber cómo abordarla puede resultar en una situación compleja que afecta nuestra calidad de vida.

Cuando estamos ansiosos, en realidad, lo que ocurre es que nuestro sistema nervioso entra en modo de supervivencia: suele ser el resultado de nuestra mente tras haber quedado atascada en modo de lucha o de huida ante alguna situación particular que aún no hemos logrado resolver. Esta situación, que excedió nuestra capacidad de afrontamiento, nos ha superado y no nos permite estar presentes y ser efectivos o conectarnos con la calma y el disfrute.

Los síntomas físicos

Cuando nos sentimos ansiosos, una alarma se prende en nuestro interior. Nuestro sistema nervioso nos da señales en el cuerpo que nos ponen en estado de alerta por algún suceso que disparó esta emoción en nosotros. En muchas ocasiones, esta alarma suele provenir de algún suceso futuro que tememos o de alguna cadena de pensamientos relacionados con el miedo que de repente empieza a proliferar en muestra mente, incrementando este sistema de alerta. Esto es una respuesta natural evolutiva frente a un peligro. No es tu culpa sentir ansiedad!

El sistema nervioso simpático (el cual controla, entre otros órganos, el corazón) presenta una activación alta, fuera de su estado de base. Es por eso que a veces podemos sentir palpitaciones, dolores en el pecho y dificultades para respirar, que suelen ser los síntomas físicos más habituales de la ansiedad. Cuando estos se vuelven recurrentes o muy intensos, pueden afectar severamente nuestras rutinas y calidad de vida.

¿Qué hacer con mi ansiedad?

La ansiedad es, entonces, un mecanismo que nos prepara para afrontar situaciones que percibimos como amenazas o peligros, aunque generalmente sean pensamientos que nos generan miedo. Investigar las señales de la ansiedad en nuestro cuerpo, escucharla y hacerle lugar antes de luchar contra ella o querer resistirla, es un excelente primer paso para navegar la ola emocional más habilidosamente. Recordemos que TODAS las emociones nos proporcionan información importante y tienen una función. Al acercarnos a este momento difícil con curiosidad y una mirada compasiva y amable para con nosotros mismos, podremos elegir con mayor sabiduría cómo queremos responder ante una situación en lugar de reaccionar en piloto automático. Darnos la oportunidad de explorar nuestra ansiedad es una de las vías para comenzar a conocernos mejor y transformarnos

Existen ejercicios de respiración que nos ayudan a modular nuestro sistema nervioso simpático y surfear la ola emocional con mayor calma: podemos probar con inhalaciones más cortas, de cuatro segundos, y exhalaciones más largas, de siete; hasta ir encontrando un ritmo de respiración más tranquilo. También podemos ayudarnos con frases que nos hagan sentir seguros y repetir estas frases en nuestra mente para anclar la atención y prevenir que nuestra mente siga proliferando en pensamientos que generen miedo. Una vez nos sintamos más regulados, podemos expresar verbalmente lo que sentimos e investigar las causas de la ansiedad para poder trabajarla en mayor profundidad.

Hábitos, insomnio y psicofármacos.

Nuestros hábitos, el insomnio y los psicofármacos

Nuestros hábitos de sueño, el insomnio y los psicofármacos

¿Sabías que un tercio de los adultos reportan problemas para dormir? Los desórdenes en el sueño pueden traernos problemas: cansancio, irratibilidad y falta de foco son los más comunes, pero esto puede profundizarse hasta coexistir con problemas de depresión y ansiedad.

Para trabajar en una mejor calidad de vida, las horas de descanso son importantes. El sueño, aunque a veces lo subestimemos, es una parte fundamental de ella. Y es uno de los hábitos y de las rutinas que se deben tener en cuenta en nuestra planificación diaria.

Identificar nuestros malos hábitos

En el caso de los problemas del sueño y de su caso más extremo, el insomnio – la dificultad para dormirse o mantenerse dormido-, se trata de una situación que nos está alertando sobre algo adentro nuestro que no nos deja tomarnos ese momento de descanso y de desconexión con el resto de la rutina: entre el 40 y el 50% de las personas que sufren de insomnio padecen también de otro trastorno mental.

Además de la terapia, donde el paciente puede tratar sus traumas como causas del insomnio, también se puede recurrir a la psiquiatría y a determinados psicofármacos, una vía muy útil para mejorar el sueño.

El concepto de “Higiene del sueño”, tratado y estudiado por el equipo de Mind Body Collective, es una forma de trabajar específicamente sobre los problemas del insomnio, que permite actuar rápidamente sobre los pacientes con esta afección que impacta negativamente en sus rutinas. Recuperar la calidad del sueño es recuperar calidad de vida.

Los psicofármacos para el insomnio

Una combinación recetada de medicamentos, usados por períodos cortos y bajo el seguimiento de un especialista, pueden ayudar a aliviar este desorden. Pero para decidir optar por esta vía, además de contar con el apoyo de un profesional especializado, también debemos dejar de lado nuestros perjuicios.

Los medicamentos recetados por un psiquiatra no son muy diferentes a aquellos prescriptos para tratar la presión arterial, la diabetes u otros problemas que necesitan de cierto seguimiento. En caso de trastornos mentales que estén afectando la vida cotidiana de sus pacientes, los psiquiatras suelen recurrir a ellos: los psicofármacos pueden lograr beneficios en aspectos químicos dentro del cerebro.

Una vez comenzado el tratamiento, se precisa un seguimiento periódico por parte del psiquiatra para evaluar los efectos sobre el paciente. Los psicofármacos, con el cuidado correspondiente, deben dejar de ser tabú. Nuestra salud mental, con mayor descanso y sueño de calidad, nos lo agraecerá.