Las emociones no siempre son fáciles de manejar. A veces la ira se nos va de las manos, la angustia nos genera crisis de llantos y demás. De eso se trata la desregulación emocional: cuando el control sobre las emociones es muy pequeño, generando reacciones impulsivas.
¿Por qué se genera esta desregulación emocional? Si bien los factores pueden ser variados, muchas veces las causas de estos comportamientos vienen de la infancia: un niño que crece en un ambiente donde sus emociones no son toleradas seguramente aprenderá a desconectarse de ellas y no sabrá cómo manejarlas en un futuro.
Para interpretar mejor estas situaciones, les contaremos del concepto de Ventana de Tolerancia.
Nuestra ventana de tolerancia
Este concepto define el rango emocional que somos capaces de soportar, aquel nivel de emociones donde nos sentimos seguros y cómodos.
¿Alguna vez has sentido que algo te estaba afectando más de la cuenta? ¿O has percibido que algo debería emocionarte más y, sin embargo, no lo hace? Acerca de ese rango vamos a estar hablando: es importante trabajar para estar en ese rango donde nos sentimos cómodos y seguros con nuestras emociones.
Al sentir demasiado, podemos sentirnos abrumados y sobrepasados, demasiado estresados y hasta con ritmos cardíacos y respiratorios acelerados. Si nos ubicamos en sentir poco, estaremos distanciados, bloqueados, con una sensación de congelamiento. ¿Cuál es la medida justa? Allí donde estamos en calma y conectados con nuestras emociones, abiertos a la comunicación.
¿Cómo reconocer esa ventana?
Decimos entonces que buscamos reconocer el rango de las emociones donde nos sentimos cómodos. ¿Cómo logramos identificarlo? Conociéndonos más a nosotros mismos. Identificando nuestras emociones y entendiendo lo que pasa por nuestor cuerpo, podremos comprender mejor cuándo estamos sintiendo demasiado (o a la inversa).
La terapia puede ser un viaje interno fundamental para este proceso de auto conocimiento de nuestras emociones.